José Ángel Vincench
Revolución
Pan de oro sobre lienzo
200 x 100 cm c/u
2017
José Ángel Vincench
Revolución 52
Pan de oro sobre lienzo
135 x 135 cm
2017
José Ángel Vincench
Revolución & Impunidad
Pan de oro sobre lienzo
50 x 50 cm c/u
2018
José Ángel Vincench
De la serie El peso de las palabras
Hoja de oro sobre lienzo
56 x 75 cm
2015
José Ángel Vincench
De la serie compromiso
de la ficción en la pintura
Exilio
Técnica mixta sobre lienzo
25 x 25 cm c/u
2011
Statement
José Ángel Vincench nació en Holguín en 1973. Hizo estudios en la Escuela Elemental y en la Escuela de Nivel Medio Superior de Artes Plásticas de Holguín, y se graduó en 1997 del Instituto Superior de Arte de La Habana. Hoy vive y trabaja en La Habana. Desde sus primeras obras, realizadas a mediados de los años noventa, que versaban sobre los rituales y los símbolos de la religión afrocubana, el trabajo artístico de Vincench está inscrito en una expresión abstracta como soporte visual para investigar profunda e incisivamente la situación política y social en Cuba. Su búsqueda y aproximación estéticas están comprometidas con su percepción del mundo; son vehículos de reconocimiento y de acusación.

 

Vincench representa la esencia del artista político, del creador comprometido que no cesa en su intento de desvelar las contradicciones y desmanes del poder político en Cuba desde el escaparate que le ofrece el sistema del arte. Pertenece a una familia de artistas para quienes el arte no remite al puro y simple deleite visual, sino que ha de existir también como un campo de reflexión y de cuestionamiento. El arte, para él, es un objeto de pensamiento y de denuncia, un dispositivo de alerta que sirve para despertar las conciencias. Esta dimensión cognitiva que Vincench impone a su obra es indisociable de su visión crítica de la realidad cubana. Su rol de artista no se reduce a producir obras para un mercado de meros consumidores, sino que se acerca al de un investigador, ya que presenta una visión que se resiste a esa percepción única y armoniosa de la cultura que generalmente ofrece la sociedad actual. Pero si las obras que produce Vincench son dispositivos de conocimientos esencialmente políticos, lo son únicamente en el marco de una postura estética y de una voluntad de innovación formal.

Sus obras poseen una dimensión experimental y conceptual, defienden una armonía de la subversión, una estetización de lo político. Proclaman la fuerza del concepto de compromiso ético y estético reformulando la política como praxis contextual de sujetos directamente afectados, dominados, sojuzgados por ella. A la par que rechazan lo espectacular o lo aparatoso, las obras de Vincench, audaces, valientes e importantes, atestiguan una permanente preocupación de eficacia y belleza visual; son una voluptuosidad de la demostración, una ineluctable modalidad de lo visible, un arma sensible de confrontación, de denuncia, un acto de fe en la libertad y la democracia.