
El paisaje de la infancia se asienta,
como capas de sedimento,
en los anillos de nuestro tronco en crecimiento,
para vibrar cuando ya de adultos lo volvemos a recorrer.
Â
 [Nota de la autora]
Yƫgen . _
Sobre la profunda belleza de lo inabarcable
PodrĂa ser que la idea de paisaje se pensara por primera vez en ese momento en el que el ser humano sintiĂł alivio de poder contemplar, desde una cueva, la amenazante naturaleza que, sin protecciĂłn, se lo comerĂa vivo. Imaginamos, â Âżpor quĂ© no? -, que, en ese instante diluido en la inmensidad del tiempo, se creĂł la distancia para poder representar el paisaje, para poder reflexionar sobre nuestra relaciĂłn con esa nociĂłn de la naturaleza que solo existe cuando la proximidad se vuelve elĂĄstica. Puede ser, tambiĂ©n, que, al dar ese paso, las personas empezaran a proyectar sus miedos, sus realizaciones mĂĄs profundas, que comenzaran a sentir un anhelo de pertenencia, esa intensa conexiĂłn que solo se experimenta cuando algo se pierde un poquito.
Esta exposiciĂłn, que reĂșne obras de tres artistas colombianas: Vicky Neumann, Natalia Behaine y Yuliana Miranda, se presenta bajo el tĂ©rmino japonĂ©s YĆ«gen o âun sentido profundo y misterioso de la belleza del universoâŠy la triste belleza del sufrimiento humanoâ. Recordemos que en occidente surgiĂł un tĂ©rmino similar, lo sublime, que se refiere a la sensaciĂłn de Ă©xtasis o dolor que nos puede invadir al contemplar la grandeza de la naturaleza. Ambos conceptos, aunque sutilmente distintos, nos dan pistas sobre la relaciĂłn entre lo grande y lo pequeño, sobre la fragilidad y lo relativo de la condiciĂłn humana pero tambiĂ©n sobre la interconexiĂłn de los seres vivos y el mundo que habitan. Cada una de las artistas de YĆ«gen aporta puntos diversos de reflexiĂłn, entablando un diĂĄlogo artĂstico en torno al paisaje, su representaciĂłn y la relaciĂłn que se establece con el mismo.
Vicky Neumann (Barranquilla, 1963), que ha desafiado las nociones tradicionales de pintura a lo largo de su trayectoria, presenta, por un lado, Puerto Nuevo o Hierbas de Azotea (2019) y Tortuga (2019) de la serie Las Largas Horas de Clementina Palacios, la cual rinde homenaje a Clementina, una mujer chocoana muy importante para la artista que ha bordado y alimentado el contenido de la serie. TambiĂ©n podemos ver Collage Pequeño con Hormiguero (2021), obra que trata mĂĄs directamente la preocupaciĂłn por la crisis climĂĄtica. Estas obras, aunque de series diferentes, abordan el paisaje como elemento que revela la cruda realidad polĂtica, social y ambiental del paĂs. En este sentido su visiĂłn es de lucha y protesta poĂ©tica ante situaciones a las cuales ya no podemos dar la espalda. Esto lo construye tanto desde lo que representa, como desde la forma desgarradora de mostrar lienzos colgados, ensamblados a pedazos, sin contenciĂłn y con las entrañas para afuera, penetrados por la aguja que borda la naturaleza delicadamente pero que tambiĂ©n deja hilos colgando. Neumann presenta una realidad que puede no llegar a formarse ante nuestra mirada pero que, en su ausencia latente, lanza un mensaje claro: el frĂĄgil tejido del mundo que hemos construido se deshilacha,desaparece y solo nosotros podemos recomponerlo con los restos de lo que ya hay.
Natalia Behaine (Barranquilla, 1981) presenta tres obras: Entre Les Gorges du Verdon y El Chicamocha (2022); La Mente y El Pensamiento (2022); y Roca Arenisca La Mojarra (2022). Behaine trabaja con fotografĂas de base que luego superpone haciendo collages, formando una suerte de fotomontajes anĂĄlogos expandidos que la artista interviene con acrĂlico, tinta china e hilos. La huella fotogrĂĄfica, la primera capa de la obra, podrĂa hablar de un intento de objetividad y distancia, pero justamente el trabajo que hace Behaine rompe con esa posibilidad al modificar las imĂĄgenes originales. La artista se apropia, envuelve y deconstruye la referencia, acortando cualquier distancia inicial. Behaine elabora paisajes internos y emocionales, desde lo macro que a su vez son expresiĂłn de la posibilidad de interconexiĂłn con los elementos de la naturaleza. Su trabajo tiene un carĂĄcter hĂĄptico que alcanzamos a tocar con el ojo, adelantando la idea de la experiencia sensorial y meditativa de la naturaleza.
Yuliana Miranda (RĂonegro, 1994) presenta Matorrales, serie compuesta por Ăłleos sobre lienzo y sobre papel de fique, a travĂ©s de los cuales la artista nos sumerge en su rutina que bien podrĂamos llamar shinrin yoku (baño de bosque en japonĂ©s). Esta vez la superficie de la pintura contiene la profundidad del bosque a la hora en la que la luz del sol atraviesa las ramas de los ĂĄrboles y se proyecta al interior, abriendo camino en la oscuridad. Miranda recrea una experiencia inmersiva de la naturaleza que desdobla la dualidad de la existencia, de la pintura, del bosque mismo, planteando, una visiĂłn del yĆ«gen o de lo sublime no desde la contemplaciĂłn de la distante grandeza, sino de lo inmenso y lo abrumador del detalle que emerge de la observaciĂłn cercana.
El paisaje aparece al contemplar la naturaleza, pero el conocimiento y la experiencia directa de la misma es fundamental para dar forma a las distintas expresiones que Ă©sta genera. Es ahĂ cuando cada sociedad, cada individuo define su postura al respecto. Como vemos aquĂ, la relaciĂłn que establecemos desde la mirada, desde la acciĂłn, puede ser de inmersiĂłn, de fusiĂłn, de lucha⊠¿CĂłmo darle la espalda a la que fue nuestra primera casa, nuestra madre ancestral? La que contiene la profunda belleza de lo inabarcable.
Texto: Caridad Botella
BogotĂĄ, septiembre 2022
Ver catĂĄlogo